Screaming Females │ Sello: Don Giovanni Records
Con su sexto largo, el trío de New Brunswick (Nueva Jersey) ha logrado el que sin dudas es su trabajo mejor producido: una placa que tiende puntes entre un atronador indie-rock de guitarras con instantes de sorprendente sintonía pop, y todo fluyendo con mucha personalidad y naturalidad, dejando espacio además para que se luzca su deslumbrante fiereza performática.
Amason │ Sello: Fairfax Recordings
El inagotable encanto del pop sueco siempre encuentra caminos para sorprender y el tomado por Amason en su debut discográfico es de hecho uno de ellos. El colectivo integrado por músicos de su escena indie regional -hay gente ahí de Miike Snow (Pontus Winnberg), Dungen (Gustav Ejstes), Idiot Wind (el alias musical de Amanda Bergman) y Little Majorette (la dupla Petter Winnberg y Nils Törnqvist)- dota con sofisticación de un carácter ecléctico pero inmediato al conjunto de "Sky City" más allá de las referencias de entusiasmo vintage que repasan desde guiños a OMD al Fleetwood Mac ochentero. Por milésima vez: gracias Suecia.
Ryan Adams │ Sello: Pax Am Records
«Taylor Swift le compuso el mejor disco en diez años a Ryan Adams», dijeron por ahí en tono medio burlón. Lo que quieran pero a la larga es un tanto difícil refutar eso. Reinterpretando el exitoso crossover pop definitivo de Swift con fuertes dosis de guitarras rock y una sensibilidad ochentera que debe mucho a cierta influencia Springsteeniana, la relectura de Adams suena como algo tan personal y vital que no desentona en absoluto con lo facturado en su catálogo previo. Y es verdad: es lo mejor que uno le ha escuchado desde ese maravilloso "Cold Roses" con The Cardinals. Un logro completo como concepto de disco/cover.
Wolf Alice │ Sello: RCA Records
Ok, no han inventado nada pero sí que saben cómo construir temas urgentes que nunca caen en el saco del mero pastiche. El primer largo del cuarteto londinense se destaca como una de las revelaciones del año por su notable tratamiento y ejecución que, sí, toma mucho de conexiones noventeras (de la potencia post-grunge a la pulsante fibra atmosférico/ruidista y hasta melódica de lo 'alternativo') pero también de una importante versatilidad sónica que termina por no encasillarlos en el nicho del revivalismo más oportunista. Se imponen como un acto a seguir.
Deerhunter │ Sello: 4AD
Tras recuperarse de un accidente de tránsito que lo dejó hospitalizado a finales del 2014, Bradford Cox se decidió por retomar las riendas de su proyecto/bandera Deerhunter encerrándose en diversos estudios de su natal Georgia reuniendo de vuelta a sus colaboradores Lockett Pundt, Moses Archuleta y el bajista Josh McKay. Su séptimo LP es todo un triunfo, tal y como describía 4AD, un trabajo «llamativamente equilibrado, centrado en la melodía y texturas, con canciones mucho más brillantes (tanto en contenido lírico como en producción musical) en lo que fácilmente podría ser la placa más compleja y a la vez accesible de la banda hasta la fecha». Todo es cierto y todo es fantástico... y lo que más importa: el flaco suena más feliz que nunca.
Tame Impala │ Sello: Modular Recordings
O te gusta o no. Así de polarizante viene siendo la aproximación de muchos seguidores de Tame Impala con "Currents". Y está bien que suceda eso. No es que no sea accesible, al contrario, hay -en su gran mayoría- una buena cuota de inmediatez ahí así como una marcada intención de no repetirse y es en ese instante cuando el tercer LP de la banda de Kevin Parker se revela como un disco, en toda su expresión, de transición: un álbum en donde priman las ganas de romper el molde y rehuir de la fórmula. Ya no hay sólo neo-psicodelia marca de la casa, hay R&B, soft-rock, más énfasis de sintetizadores, interludios que sirven más como experimentos de su autor que de complacencia al oyente, climas pop setenteros y un largo etc. más. La paleta se ha ampliado. No hay más que agradecer por ello. Recuerden que aquí en Lima los veremos en directo el 15 de Marzo.
The Libertines │ Sello: Virgin EMI
Como cuando ves a ex-glorias de un equipo de fútbol retornar al equipo de sus amores haciendo una temporada más que digna, esforzándose para trabajar colectivamente, aún queridos por la hinchada e incluso anotando goles: algo así me sienta este retorno de The Libertines. Una vuelta con mucha entrega y sentimiento, no es su mejor forma pero sí firmando buenos momentos, sobretodo en donde las revoluciones no tienen por qué ser las agitadas de antes (grandes lentos esos "You're My Waterloo" o "The Milkman's House"). Hay ciertas irregularidades, claro, pero la dupla Barât/Doherty (éste último recién sacado de su milésimo rehab) aún conmueve y sorprende con una honestidad lírica en la que expían sus desventuras personales. Un comeback admirable.
Carly Rae Jepsen │ Sello: School Boy/Interscope Records
¿Qué, la del "Call Me Maybe"? ¿En serio? Sí, en serio. Carly Rae Jepsen escapa del one-hit-wonderismo enrostrándonos el mejor álbum de mainstream pop del 2015. Una placa que con su vibrante sensibilidad ochentera (las referencias van de Madonna a Prince estallando por ahí saxos con cierta predominancia synth-popera) cede el protagonismo a un arsenal de ganchos memorables en canciones de instantánea y contagiante simpatía. Lástima que fuera también el disco con el peor manejo marketero y/o promocional del año. Como sea, a dejar ciertos prejuicios: no teman en escucharlo, es un gran álbum.
Courtney Barnett │ Sello: Marathon Artists Limited
Será un tanto inevitable ese «oye, verdad que tiene un ventarrón a lo Sheryl Crow» pero más allá ese singular fraseo vocal (ya más en tono slacker) se encuentra una de las mejores letristas de la actualidad. La australiana en su primer álbum ha hecho no sólo un disco cargado de hermosos escenarios narrativos donde conviven relatos de cotidianidad, desamor y mucho humor, sino también un disco de emocionante y electrizante protagonismo de guitarras, sea en plan rock, post-grunge, folk o country alternativo. Una carta de presentación sorprendente y de inmenso potencial a la grandeza.
Jamie xx │ Sello: Young Turks
Poco se imaginaba que la pausa de los geniales The xx iba a resultar emocionante gracias a Jamie xx, quien dio el salto en paralelo al formato en solitario encumbrándose como uno de los autores electro más brillantes del 2015 compilando diverso material compuesto individualmente que ha derivado en el núcleo de "In Colour", un amasijo de trepidantes texturas que respiran tanto de una electrónica evocadora como de un appeal R&B, house y hasta mininal. Aquí, el gran as bajo la manga de la familia xx.
Sleater-Kinney │ Sello: Sub Pop
"No Cities To Love" no es sólo una magnífica reunión, es también una suerte de vuelta a las raíces sin tropezar en el remedo. Las guitarras estallan, los baquetazos martillean los oídos y la potencia vocal está todavía allí atrapándote en cada gancho, ya con la pericia de una aún más sólida inmediatez punk-rocker. Una vuelta que ni una década de distancia discográfica ha resentido en su factura y vitalidad. Enorme.
Beach House │ Sello: Sub Pop
Nunca hay que confundir a la fidelidad de un estilo propio con dedicarse a hacer la misma canción una y otra vez. Los de Baltimore de sobra lo saben. Más que repetirse, lo de Beach House aborda el perfeccionamiento de una impronta y si quieres acusarlos de algo, fíjate en la inédita cuota shoegazer de "Sparks". No obstante, más allá del sonido ya característico en su firma (aunque aquí referido como «una vuelta a la simplicidad con canciones estructuradas alrededor de la melodía y pocas instrumentaciones»), otro ingrediente también es ya parte de ellos: un encanto endiablado.
Christina Rosenvinge │ Sello: El Segell del Primavera
Si bien no se trata de un álbum estrictamente rupturista con respecto a su obra previa, "Lo Nuestro" presenta una marcada expansión en el registro de Christina Rosenvinge reformulando su omnipresente directiva pop hacia territorios de densos sintetizadores, atmósferas tenebrosas e inflexiones vocales nunca antes ensayadas, inspirada en figuras aparentemente lejanas como Luis Cernuda, Louise Bourgeois, Nikola Tesla, New Order, Bill Callahan o Yoko Ono. El resultado: la reafirmación de Rosenvinge como una autora que nunca ha temido en correr riesgos reinventándose en búsqueda de un sonido cada vez más personal.
Sufjan Stevens │ Sello: Asthmatic Kitty
Tras cinco años de silencio discográfico, Sufjan Steven retoma la factura con su trabajo más emotivo e íntimo a la fecha. Le bastaron poquísimas instrumentaciones (un combo de apenas guitarras acústicas, pianos, banjos y cuando la atmósfera reclama, sintetizadores) y una sentida pluma para edificar un álbum/concepto que con fuerte franqueza y aplomo busca reconciliar sus sentimientos con aquella disfuncional relación que mantenía con su ya difunta madre. Un álbum de cruda belleza, en donde cohabita el pesar, la tristeza, el abandono y cómo no -pese a todo- mucho amor familiar.
Father John Misty │ Sello: Sub Pop
J. Tillman ADORA (así en mayúsculas) a su esposa y cuenta en este álbum, como si se tratara de una gran novela, las circunstancias del antes, durante y después que marcaron su relación y enamoramiento. Si con "Fear Fun" nos sorprendía el arribo de un talentoso letrista, "I Love You, Honeybear" concreta el gran paso a seguir del fascinante alterego del otrora baterista de Fleet Foxes con una placa de mayor personalidad y soltura que también rebosa de un magnético descaro y un oscuro sentido del humor. Además, amplía con gran solidez el sonido de sus composiciones ya no sólo arropadas por folk-rock, sino que las condimenta de acuerdo al ánimo del track y el relato, yendo de un pop barroco de arreglos orquestales a chispazos electro o vientos mariachi. El disco de amor del año.
Kendrick Lamar │ Sello: Top Dawg Entertainment
Si hay una forma de revalorizar un género en sí, tiene que ser la ejecutada por Kendrick Lamar en este grandioso "To Pimp A Butterfly", un álbum conceptual enriquecido de creatividad, talento y cómo no, ambición. Un disco que trasciende de los parámetros mismos del género (reducirlo a 'otro álbum de hip-hop' sería injusto colisionando ahí imponentes instantes de un urgente free-jazz, rap, p-funk, soul y más) para resaltar un contenido más tirado a lo literario que refleja de manera poderosa los paralelos entre su épica de un ascenso, ocaso y renacer artístico con una dura crónica de la actualidad socio/política americana.
Julia Holter │ Sello: Domino Recording Co.
El más accesible de su repertorio es el que ella denomina como su 'disco raro'. Eso bien puede pintar un panorama de su poca tradicional -para bien, claro está- firma sonora, no obstante, siempre plagada de esplendor. "Have You In My Wilderness" no es la excepción: es un álbum cautivador, radiante y de minuciosa construcción. Un trabajo que no abandona la complejidad de sus estructuras pese a su inmensa frescura, hermanando clavicordios con silbidos o teclados con capas de cuerdas envolventes en prodigiosos ejercicios de pop que más preciosista resulta ser simplemente precioso. Fantástico.
Natalie Prass │ Sello: Spacebomb Records
Sin perder el norte contemporáneo, el notable debut de Natalie Prass discurre entre el protagónico lamento de una significativa ruptura amorosa revestida con una sobrecogedora paleta retro. Básicamente, piensa en una Karen Carpenter meets Jenny Lewis. Sin cursilería de por medio, Prass logra imprimir vibrantes momentos que más allá de la majestuosa atemporalidad de su factura (referencias orquestales al Brill Building sound, el Philadelphia soul, al pop barroco setentero e incluso esos valses a la Disney) termina ganando potencia gracias a la fragilidad -valga la paradoja- de su voz. Puro sentimiento.
Björk │ Sello: One Little Indian
«Sangre en las pistas», rezaba el título de aquel clásico de los discos de ruptura. Y es que de ello va el abordar de lleno una obra como tal: pese a los estilos y formas, dejar todo ese dolor en la médula de las canciones. Expiarlo. Y vaya que en este descorazonado 2015 abundaron placas así, desde Natalie Prass al también gran trabajo de Natalia Lafourcade. Sin tratarse de una 'corriente', son las meras circunstancias personales las que han hecho que sus autores lleguen ahí. Sumergiéndose en esa misma vena compositiva, Björk ha firmado su placa más confesional y de hecho, destacable en los últimos tiempos, relatando como si se tratase de un diario personal -¡y encima, cronológicamente!- el resquebrajamiento de su relación con Matthew Barney, el padre de su hija. He aquí la vida al servicio de la obra musical y la música al servicio de la vida, cual bálsamo ante el peor período de abandono emocional («no remuevas mi dolor, es mi oportunidad de curarme» sentencia ese "Notget"). No queda más que la islandesa con ese corazón al descubierto, sangrante, escalofriantemente honesto, hablando del fin de ese 'triángulo milagroso' que era su familia; sumergida en densas texturas electrónicas y cúmulos de cuerdas, sumada a la importante intervención de Arca, Antony o Haxan Cloak entre sus colaboradores. «Los momentos de claridad son muy raros», musita en la apertura. Queda claro: "Vulnicura" es uno de esos momentos. Atesorémoslo.
Grimes │ Sello: 4AD
Que Grimes haya revelado tan frontalmente su faceta más pop no debería sorprender y no sólo por sus singles post-"Visions" sino por la forma cómo hechizaban ya los tramos de más gancho (escondidos entre la nebulosa experimental/witch house y hasta ambient) de su LP-2012... pero vaya que sorprende. Recientemente, Claire Boucher renegaba de los singles de aquel disco por considerarlo más como un trabajo de 'demos' a medio pulir. Tratándose de un álbum ampliamente agradable, que su creadora se cuestione de ese modo (más aún, descartando todo un material ya hecho de por medio) indicaba que su descontento perseguía una notoria ambición y autoexigencia para su factura y ahora, con lo logrado en "Art Angels" se entiende todo. Si "Visions" poseía una sensibilidad melódica, "Art Angels" va directo a yugular, recurriendo a diversos lenguajes del género para hacer estallar -a la cabalidad del término- un bombazo pop, entrecruzando guitarras a lo Madonna del "Ray of Light" (en el track/título), el pulso discotequero del europop, el rapeado taiwanés (sobra apuntar, en "SCREAM"), la excentricidad del j-pop, instantes del synth lúdico del primer Chvrches ("Pin") y más, que dan forma a grandes cortes (la excelente "REALiTi", "Flesh Without Blood" o las fulminantes "Kill V. Maim" y "Venus Fly", por sólo citar algunos); un arsenal que pese a la senda aproximación continúa sonando como algo tan freak y genuino de Boucher. Como leí en un tweet: «que Grimes se haya vuelto pop, es lo mejor que le ha podido suceder al pop». Suscribo plenamente.
Listo, ahora sí a por un descanso en estos días. Que tengan unas muy felices fiestas de fin de año, ah y si quieren llevarse algo más de música, aquí algunos cortes de nuestros 20 discos favoritos del 2015 para que lo sumen a sus playlists de Spotify. Hasta el 2016, estimados/estimadas.
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