Review :: Pearl Jam @ Lima, Perú 18.11.2011

martes, 22 de noviembre de 2011

Lo vivido el 18 de Noviembre, no es fácil de describir para alguien que ha pasado poco más de media vida sumido en esto de considerarse fan. Al igual que muchos de los ahí presentes, mi adolescencia transcurrió entre el descubrimiento y la fascinación por su obra. Claro, con ello me volví completista de su discografía -oficial, fuera del catálogo, reediciones, bootlegs, etc.- y en el entretanto, aprendí a apreciar (mejor dicho, a atesorar) aquellos momentos en donde su música estuvo allí para reconfortarme, para cambiarme de ánimo, para entenderme... para alegrarme. Poco más de media vida siendo fan de una banda. Y obviamente en este caso, 'mi' banda es Pearl Jam. Verlos ejecutar en vivo y en directo, aquellas composiciones que completaron una suerte de soundtrack personal, es algo que rebasa todo calificativo; por ello, sólo me limitaré a decir algo con toda la objetividad que me puede restar: el concierto de Pearl Jam en Lima, me hizo feliz... muy feliz. Disculparán si las líneas redactadas a continuación no le hacen total justicia a lo experimentado aquel día pero en fin, así fue como la pasé.  

The waiting drove me mad... 
La larga espera acabó el pasado viernes en el Estadio de San Marcos, cuando tras soportar el clima impredecible, las horas de ingreso y largas colas (ya, si habíamos aguardado años, esto no era nada) entramos presurosos dentro de las instalaciones del estadio a golpe de 6pm. Tras una carrera que nos condujo hasta la ubicación que queríamos, ahí estábamos, frente a la amplia escenografía ornamentada apenas con banderolas que flameaban el nuevo logotipo del grupo (una P y una J un tanto muy... ehmmm, geométricas). "Los colores de cada una de las banderolas se supone que aluden a los países incluidos en este tour" me contó mi buen amigo Martín, también gran fanático de la banda que siguió esta gira en Sao Paulo, Río de Janeiro y Buenos Aires. "En fin, entonces sólo nos resta esperar hasta las 9pm. ¿no?" le dije. "Pero raro eso, si tanto en Brasil como en Argentina todo inició a las 8pm." replicó. Y sí pues, pese al anuncio de los organizadores [pésima mal información que de seguro le jugó una mala pasada a muchos] a las 8pm. empezó todo. John Doe, Billy Zoom, D.J. Bonebrake y Exene Cervenka salieron al escenario y desplegaron un estupendo set conformado por 15 canciones. La contundencia sonora de la banda californiana X -sendos mitos del punk rock americano- valió de irreprochable aperitivo a lo que se venía: el tumulto, la emoción y el descontrol, pues tras los primeros acordes de su última canción, "Devil Doll", Eddie Vedder hizo su primera aparición en San Marcos. La respuesta de la audiencia fue literalmente aplastante. ¿Querías tu concierto de rock? Ahí lo tenías. Adiós toda mínima fracción de comodidad. Y esto, era sólo el inicio.

 
I just want to scream... hello!  
Llegó el interín de rigor. Restaban apenas minutos para que empiece lo que tanto había(mos) esperado pero para quienes nos encontrábamos en las ubicaciones más próximas al escenario, era también el inicio del exilio de sofocados. La extrema aglomeración de público condensada en aquellas zonas, obligó a que muchos tuvieran que retirarse hacia un sector más despejado. Y entonces, los teclados de "Metamorphosis 2" de Philip Glass nos advirtieron que ya era el momento. Luces apagadas, cortinas entreabiertas y de pronto, aparecieron ellos: Mike McCready, Stone Gossard, Jeff Ament, Matt Cameron, Boom Gaspar y Eddie Vedder. Un trillón de veces los vimos en los DVD's, en los booklets o en la tele pero finalmente, ahí los teníamos: cara a cara. El feroz riff ascendente de "Interstellar Overdrive" (original de Pink Floyd) daba la bienvenida trasmutada ya en "Corduroy". Qué mejor manera de aperturar el concierto que uno había anhelado ver desde su adolescencia, que desgarrándose las cuerdas vocales con ese inicial "the waiting drove me mad, you're finally here...". Acto seguido, Cameron arremete con unos sólidos compases, secundando por el bajo de Ament y las distorsiones de las guitarras. Era "Why Go" y en medio de los coros apareció el primer gran solo endiablado de Mike McCready. Abajo, se asentaba una lucha de resistencia física entre las masas y ahí nomas, sin 'contemplación' alguna, la banda nos ametralló con dos himnos de su era de transición '96-'98: "Hail Hail" y "Do the Evolution". Un primer bloque de temas asesino que tras "Severed Hand" sólo pudo ser apaciguado por las primeras palabras de Vedder al respetable: "esto es algo que he querido decir por mucho tiempo... ¡Hola, Lima, Perú!.. les hemos querido conocer por mucho tiempo..." a lo que siguió una petición suya diciendo enfáticamente que nos cuidemos unos a otros ("es lo más importante" sentenció) y es que era lógico, la tragedia del 2000 en Roskilde es algo que la banda tendrá siempre presente. Siempre. Prosiguieron la increíble "Immortality", el 'longest-title-in-the-Pearl-Jam-catalog' (esa genialidad llamada "Elderly Woman Behind the Counter in a Small Town") y "The Fixer", el single principal de su hasta ahora última producción. Todo un viaje por distintas etapas de su discografía. De repente, Matt Cameron volvió a marcar el ritmo y tras un acople y un estallido de riffs, "Even Flow" y sus casi-maratónicos solos se apoderaron del estadio. McCready más guitar-hero que nunca, hizo aullar a su vieja Stratocaster poniéndola en su nuca. A esas alturas, todo, absolutamente todo estaba 'pagado' con creces. Para esos momentos, la descarga de energía era total, por lo que Vedder desempolvó un pasaje de su primera placa en solitario, la rauda "Setting Forth" la misma que cedió paso a "Not For You" (¡cómo la cantamos!) para luego salirse del setlist planeado y arremeter de improviso con ese colérico interludio de tres power-chords: "Lukin". Las revoluciones bajaron paulatinamente -aunque no en emotividad y entrega- cuando repasaron uno de los cortes más melódicos del "Backspacer", la brillante "Amongst the Waves" que antecedió uno de los momentos más memorables del set: "Better Man" y "Black", fácilmente dos de las composiciones más conmovedoras de la agrupación de Seattle, cuyas versiones en directo resultan triunfalmente abrumadoras; ambas, empalmadas una tras otra, en sincronizado sing-along con la audiencia. Como quien no quiere, fue todo un flashback a la primera vez que uno escuchó su álbum en vivo de 1998, el "Live On Two Legs", donde ambos temas figuran consecutivamente. "Algún día quisiera escuchar eso en directo" se decía uno, y mira lo que el destino nos tenía preparado años después. Como para recordarnos su lado más visceral, antes del primer encore-break, el bloque cerró con el estruendo de "Go".
 
 
Mientras tanto, el desgaste físico en muchos de nosotros era ya evidente, aunque el implacable entusiasmo (o bueno, la adrenalina) del momento nos tenía desligados de eso. A propósito, se agradecen los incontables vasos de agua que la producción distribuía constantemente y que admirablemente -entre camaradería y complicidad de fans- se compartía entre los asistentes que la requerían. El segundo set, necesariamente tenía que ser menos estridente... al menos, en un inicio. Así, escuchamos "The End", "Just Breathe" (dedicada a una pareja de newlyweds) y la clásica "Daughter", la cual en su siempre impredecible jam final entremezcló los "hey! ho! let's go!" de "Blitzkrieg Bop" de los Ramones con la crítica social de "W.M.A.". Para cuando llegó el turno de "Unthought Known", como todo hardcore-fan que se respete, uno no tardó en reparar en el detalle: "ah mira, Eddie está usando la misma camiseta del video". Tal cual. Con las guitarras de vuelta en forma, era momento de un nuevo arresto de rabiosa electricidad. "Olé", el single gratuito que regalaron previo al estreno del documental "Pearl Jam Twenty", hizo su aparición seguida de la apabullante "Blood". Qué impresionante escuchar este tema con la relampagueante vehemencia y vitalidad intacta, la cual nos devolvió al ojo mismo de la tormenta entre las masas. La banda, dejándolo todo en el escenario y su público respondiéndole a la par (al menos en donde yo me encontraba). Era una lucha constante de cánticos, choques de codos, hombros, pisotones, saltos y el tratar de hacerse de un espacio, en donde por momentos vimos flotar cuerpos que no pudieron resistirse al 'crowd-surfing'. Ello, derivó en una explosiva retrospectiva a la vena disonante del "Ten", con las impecables "Jeremy" y "Porch" (con Eddie disparándonos un haz de luz sobre los rostros) las cuales nos condujeron al segundo encore-break. El cuerpo, aún en pie, sabía que restaba un set más. "¡Vamos, resistencia!" nos decíamos. Entonces, en un momento en el que uno pensaba que ya no iba a sonar, McCready desenfundó el inconfundible arpegio de "Given to Fly". "He's flying... wide!" gritábamos en comunión con los gruñidos de Vedder. Continuaron un par de covers: la popular "Last Kiss" (de Wayne Cochran) y "The Real Me" de la que sin duda, es la banda favorita de Vedder: The Who. Si a lo largo del concierto lo vimos contorsionarse y dar innumerables brincos, no es gratuita la alusión, pues es ampliamente conocida la influencia performática de Pete Townshend en él.
 
 
We're all still alive!
Ya en el tramo final de la noche, tocó el turno de la emblemática "Alive". Bajo el cobijo del riff del gran Stone Gossard, una vez más, la desgastada Strato de McCready nos hipnotizó con su alarido épico. ¡Qué manera de tocar! Exhaustos, adoloridos y prácticamente afónicos, ahí estábamos: aún transpirando, aún de pie... sintiéndonos más vivos que nunca. El clásico de Neil Young "Rockin' in the Free World" (con todos los integrantes de X en el escenario) nos hizo pensar que todo terminaría ahí; de repente, los acoples y distorsiones desaparecieron y vimos una vez más el contrabajo de Jeff Ament. Así, se echaron a rodar las notas de la magnífica "Indifference". "I will scream my lungs out till it fills this room" decía Vedder. Y vaya que lo hacía de manera admirable. Finalmente, tras casi tres horas de concierto, 32 temas interpretados y ya con las luces del escenario encendidas, el ineludible adiós llegó con "Yellow Ledbetter", el cierre casi obligatorio de su gira que coronaba esta inolvidable celebración.
 
 
20 años han transcurrido y no sólo de su formación, su genial obra discográfica y de sus vidas, sino también de las nuestras. Allí estuvimos, allí lo celebramos y allí fuimos felices. Todavía recuerdo el día que se confirmó su presentación en Lima. Ahí estaba yo, llegando tarde al trabajo, parado frente a un kiosco leyendo y releyendo el titular en el periódico por casi 10 minutos. Asimilándolo. El mismo efecto lo tengo ahora. Aún ando procesando toda esta experiencia y no sé si llegue a hacerlo del todo. Aunque en definitiva, es algo que uno va a recordar siempre... y de hecho, desea repetir ya. "Queremos agradecerles por la gran bienvenida y por hacer un sueño nuestro realidad" dijo Vedder durante el concierto. Qué va, el sueño realizado fue nuestro. En serio.
 
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- Fotografías vía Karen Loria para el Flickr oficial de Pearl Jam 
- Videos vía Martinmortality1, Anarcopaulo y nuestro canal de YouTube.

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4 comentarios

  1. Excelente crónica que no raya en el fanatismo extremo, saludos desde México, a ver como nos toca mañana por acá.

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  2. Muchas gracias por el comentario y la buenísima onda Trapped, de seguro la pasarás genial viéndolos en el Foro Sol :)

    ¡Saludos!

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  3. Aca en La Argentina sucedio lo mismo , un show tremendo, que a la larga terminara siendo de lo mejor que arribo este año por sudamerica sin dudas, la entrega de la banda fue una topadora sobre la gente , no se podia pedir mas, hasta la organizacion prendio las luces del estadio de La Plata antes que terminara sino Vedder no paraba, no se podra olvidar la clase de rock que brindaron, me saco el sombrero , viva PJ y que vuelvan pronto.

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  4. Así es Guille, brillante su paso por nuestros países ¡Definitivamente, eso tiene que repetirse! A todo esto, para un próximo tour procuraré seguirlos también en alguna fecha que den en Argentina ¡Qué locura de audiencia... hasta la misma banda se quedó nuevamente impresionada! Espectacular eso.

    ¡Saludos!

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