Wilco │ Sello: dBpm Records
Ni experimental, ni revisionista, menos de intenciones rompedoras, si hay algo que a Wilco jamás se le podrá acusar es el hecho de nunca haber cedido a la fórmula de calcar hitos pasados y por ello "Schmilco" acierta al reenfocar bajo un absoluto dominio melódico a las nuevas composiciones de Tweedy & Co. sin que esto signifique que transiten con mera complacencia o poca expresividad, más allá de sus predominantes construcciones minimales de bases acústicas. Es probable que tenga un perfil subvalorado en su catálogo pero "Schmilco" crece y vaya que atrapa con cada escucha, y lo mejor, sonando con mucha identidad propia.
Whitney │ Sello: Secretly Canadian
La vida después de Smith Westerns: Max Kakacek y Julien Ehrlich, ex-guitarra y ex-batería respectivamente de la ahora disuelta agrupación retornaron a la factura discográfica este 2016 ya completados como sexteto, estrenando el debut de su propia criatura, Whitney, toda una luminosa reformulación a sus coordenadas pop, ya no en plan noventero/glam como con Smith Westerns, sino llanamente rock'n'rollero y hasta soul-countryficado como acuñaron alguna vez, firmando pequeños himnos de instantánea simpatía y calidez.
Sunflower Bean │ Sello: Fat Possum Records
Comandados por la bajista/vocalista Julia Cumming, también modelo (actual rostro de YSL), el joven trío de Brooklyn da el salto al formato largo con esta sólida colección de cortes que entrecruzan su fascinación por el rock de guitarras de referentes setenteros sin descuidar su flanco pop más efectivo, rememorando desde una cuidada impronta jangle a trallazos de los primeros Metric. Desde ya, acto a seguir.
Mitski │ Sello: Dead Oceans
«Suena como si St. Vincent fuera la frontwoman de Pixies (circa 1990) y tocaran en el Black Lodge de Twin Peaks» comentan los que compraron "Puberty 2" en Amazon. Y sí, mucho de eso hay ahí y en serio, en algún lugar Annie Clark le debe estar dando play a este disco... sonriendo... llena de emoción. Y es que el cuarto álbum de la japonesa/estadounidense Mitski Miyawaki la termina de establecer en definitiva en unas muy similares directivas alt-rockers, priorizando la preciosa factura vocal -cargada además de mucho sentimiento- entre apabullantes arropes de estallidos de guitarras. De los grandes puntos altos del 2016.
Anohni │ Sello: Secretly Canadian
Ya reinventada —en la cabalidad del término— como Anohni, la ex-figura de Antony And The Johnsons da su vuelco definitivo a la electrónica llevando su nuevo material a terrenos en donde se debate con fragilidad y desgarro, un desencanto generalizado no sólo por la administración gubernamental y la nación americana, sino también por el descarrilamiento ecológico, bélico y social, haciendo en sí de "Hopelessness" (fíjate nomás el título) un disco de protesta imperioso en estos tiempos. Sin duda, la incursión más política de Hegarty.
P.D. Sí, desde ya vale usar el femenino en referencia a Anohni pues tal y como cita, las palabras sí importan: «llamar a una persona por el género que ha elegido equivale a honrar su espíritu, su vida y su contribución. 'Él' es un pronombre invisible para mí... me niega».
Savages │ Sello: Matador
Nada de conformismo, ni de transitar de un debut explosivo a un segundo largo en la comodidad de la repetición. Si bien "Adore Life" mantiene la robusta fibra ya marca de casa de las londinenses, arriesga y gana al expandir las posibilidades de su sonido a pasajes donde cohabitan la fiereza con la tensión, firmando tanto aplastantes sencillos como sombríos lentos y lo más singular, enfocando al amor como temática, en un rango que va de «el amor es la respuesta» de la urgente "The Answer" al «esto es lo que obtienes cuando te metes con el amor: una mañana en la oscuridad» de "T.I.W.Y.G." o yendo más directo en "Sad Person", «el amor es una enfermedad, la más fuerte adicción, lo que sucede en tu cerebro: lo mismo que un subidón de cocaína».
Hamilton Leithauser + Rostam │ Sello: Glassnote
Con triunfales resultados y en un perfecto balance de improntas, el distintivo feelin' de The Walkmen colisiona con la envolvente rítmica de Vampire Weekend en "I Had A Dream That You Were Mine", el sorprendente debut de esta sociedad que encuentra a Hamilton Leithauser impregnando de su tan fulminante 'crooning' vocal a composiciones enriquecidas por una evocadora nostalgia y matices de herencia vintage (desde arrestos de potencia eléctrica a mediotiempos folkies y una buena cuota de post doo-wop), espléndidamente producidas bajo el mando del ex-VW Rostam Batmanglij. Además: track 1, lado 1, uno de los mejores tracks del 2016 su "A 1000 Times", de donde se desprende la línea del título del LP.
Margaret Glaspy │ Sello: ATO Records
Dándole mayor cuerpo a las frágiles estructuras de su EP previo, Margaret Glaspy conecta aquí su bagaje al servicio de amplificadores y un sonido más compacto, firmando temas de mucha inmediatez, cediendo cierto dominio a su presencia vocal y la efectividad de sus seis cuerdas; tanto así que hasta para los lentos no hace falta desenchufar las guitarras. Aparte, como apuntó NPR, 'earworm' del año ese fantástico "You And I".
Michael Kiwanuka │ Sello: Polydor
"Love & Hate" encumbra el poderío soulero de Michael Kiwanuka, acompañado aquí en la producción por Inflo, Paul Butler y sobre todo un iluminado Danger Mouse, a territorios en donde se transpira una vibrante ambición sonora, muy sólida y directa en su ejecución, atravesando desde reclamos blues («no tengo nada por qué rezar ni tengo nada que decir [...] soy un hombre negro en un mundo blanco» en el single "Black Man In A White World"), a logradas aproximaciones de R&B de vieja escuela -cuerdas y celestiales coros mediante- al neo funk Winehouseniano de "One More Night" e incluso incursiones soul/rock como la de esa maravillosa epopeya de apertura que es "Cold Little Heart" o en la también intensa "Father's Child". Notable.
PJ Harvey │ Sello: Island Records
Retomando la senda del reclamo social/político que había predominado ya en su fantástico "Let England Shake", los cortes del noveno trabajo de PJ Harvey reiteran esa fijación crítica aunque ahora ya no sólo a un nivel U.K. sino de forma global, tomando como inspiración los viajes de la nombrada MBE y el fotógrafo Seamus Murphy por diversos rincones de Afganistán, Norteamérica o Kosovo, logrando la factura de poderosos cortes comprometidos con su discurso, como los singles "The Wheel", abordando el tema de las desapariciones de niños y entornos de violencia latente, o la inmediata "The Community Of Hope", basada en su paso por Washington D.C. apuntando los dardos sobre el cuestionado programa del Departamento de Vivienda de U.S.A. bautizado como 'Hope VI' (de ahí el "the hope six" del título del álbum) pintando con ironía a una ciudad desencantada y hasta traicionada por las políticas adoptadas. Frustraciones mundiales plenamente vigentes. Un disco necesario de escuchar.
Leonard Cohen │ Sello: Sony
Track-título, play, pasabas del «Hineni, Hineni...» (hebreo de «heme aquí») y PUM, se te escarapelaba todo el cuerpo: «estoy listo, Mi Señor» sentenciaba con la voz aterciopelada el canadiense vaticinando la tragedia. Los escalofríos continuaron con sus declaraciones del "estoy preparado para morir" y su 'hasta pronto' a su musa, Marianne Ihlen. Y en ese tono oscuro, nostálgico y en sí, existencialista, sin mellar en absoluto en su belleza poética, discurre este maravilloso "You Want It Darker", una obra mayor en la discografía de Cohen que en su esencia y brillantez muestra el genio y corazón de su autor, a todas luces, un hombre en plena paz consigo mismo. Un sentido adiós que corona a uno de los más valiosos legados musicales de nuestra era.
Bon Iver │ Sello: Jagjaguwar
«Es parte una carta de amor, parte un refugio para hallar la comprensión personal», señaló una primera descripción del disco. Y es que básicamente de eso está hecho "22, A Million": sentimiento, crisis y ansias de sanación. Rompiendo el hiato de cinco años, Bon Iver retornó con una placa de espíritu rupturista, aunque más en formas que de fondo, pues más allá de las estructuras poco convencionales, el protagonismo del sintetizador vocal Prismizer y los títulos crípticos, aquí prevalece su sentido formato canción afectado por un experimentalismo que sintoniza con acierto con la compleja carga lírica surgida durante la tormentosa pausa de reposo mental del de Wisconsin, en aquel entonces abatido por ataques de ansiedad y depresión. "22, A Million" refleja pues eso: creación del caos. Una maravillosa creación. Bienvenido de vuelta, Justin.
Triangulo De Amor Bizarro │ Sello: Mushroom Pillow
Muy grande lo de Triángulo de Amor Bizarro en su cuarto álbum: once cortes, pura intensidad, solos heroicos, explosiones rítmicas y una constante sensación de urgencia e inmediatez que ratifican la tremenda capacidad de los españoles para continuar firmando grandes y potentes canciones y no defraudar en el trayecto de la consolidación de su sonido, incluso aquí más expansivo en sus referencias: del dub/punk de "Desmadre Estigio" a un instantáneo hitazo de vena new-orderniana como "Baila Sumeria". Sin duda alguna, su mejor colección de canciones a la fecha.
Nick Cave And The Bad Seeds │ Sello: Bad Seed Ltd.
«Todo artista quiere tener experiencias que estimulen su creatividad... pero no este tipo de experiencia», relata afligido Nick Cave en un tramo del documental "One More Time With Feeling", el acompañamiento visual del álbum. Con ese mismo dolor, las líneas de apertura del disco van directo a la llaga, la obvia referencia: «caíste del cielo, te estrellaste en un campo». Con la tragedia a cuestas, "Skeleton Tree" es el registro más personal, sentido y conmovedor de Nick Cave, un retrato oscuro de esta etapa desgarradora contextualizada por el fallecimiento de su hijo de 15 años, Arthur Cave. Con el corazón hecho trizas y el don de la canción como escudo, Cave hace -directa e indirectamente- de estas ocho pistas el consuelo momentáneo para ese profundo pesar del alma. Una placa de cruda belleza hecha con el más sincero amor.
Solange │ Sello: Columbia
Llevando su sintonía político/social ya a la plena forma de manifiesto prácticamente conceptual, "A Seat At The Table", el magnífico retorno al formato largo de Solange Knowles resulta todo un triunfo en términos interpretativos, líricos y musicales, desarrollándose como una suerte de muy personal ensayo sobre el empoderamiento y reinvindicación racial, reuniendo en su hermosa factura referentes de un cautivante R&B con climas de neo-soul y electro-funk, arrope que con su exquisita producción hilvana el discurso de esta bella colección de temas que en suma, se ocupan de reflexionar sobre el actual momento de la comunidad afroamericana en U.S.A. Clásico instantáneo del género.
Iggy Pop │ Sello: Loma Vista Recordings
Más allá del desencanto, pesimismo y reclamo autoreferencial que exudan estas composiciones («la muerte es una píldora difícil de tragar [...] no soy nada más que mi nombre» resuena en "American Valhalla"), "Post Pop Depression" merece alzarse como la placa más memorable de Iggy Pop en décadas pues ni siquiera el cuarto largo de The Stooges estuvo a la altura en todo este tiempo. La iguana, a sus 69 años aún manteniendo una endiablada actitud performática, impregna de esa sombría urgencia a los tracks brillantemente producidos por Josh Homme contando además con la base rítmica de Dean Fertita (The Dead Weather/QOTSA) y Matt Helders (Arctic Monkeys). El resultado final, una aplanadora que conecta en esencia con su gloriosa era '77, aquella de hitos como "The Idiot" y "Lust For Life"; todo un resonante logro de ejecución.
Radiohead │ Sello: XL Recordings
Sin ánimos de perseguir una nueva reformulación de estilos, "A Moon Shaped Pool" profundiza en los aciertos de la impronta de Radiohead en esta última década presentando un atrapante material que se desarrolla entre cortes de un fuerte contenido emocional e introspectivo (combustible ahí la ruptura de la larga relación de Yorke y tras perillas, el fallecimiento del padre del productor Nigel Godrich) sin dejar una subyacente crítica en su temática (política en el single "Burn the Witch" o climática en la gran "The Numbers") inmersa en atmósferas magníficamente conducidas por los arreglos de cuerdas y corales de Jonny Greenwood, logrando hasta re-elaboraciones decisivas de viejas composiciones maceradas por el paso de los años y el peso de la experiencia (la versión actual de "True Love Waits" es puro sentimiento, más aún, desgarrador a la vista de la reciente muerte de la ex-esposa de Yorke). Sin desmerecerlo en absoluto, ha de ser 'el disco más Radiohead alguna vez editado por Radiohead'; deslumbrante en cada instante. Puntos extras por el clip de P.T. Anderson para "Daydreaming", lleno de simbolismos y por ende de asombrosas lecturas. Mi clip favorito del año.
Car Seat Headrest │ Sello: Matador
El lío: en teoría tenían todo licenciado pero ya con los LPs y CDs recién salidos de fábrica les comunicaron que Ric Ocasek no terminó de aprobar el uso del "Just What I Needed" de The Cars en su track ahora rebautizado como "Not What I Needed", llegando a ordenarse la destrucción de ese lote de 10,000 vinilos y compactos marcando cuando menos un saldo negativo de $ 50,000 para Matador Records. «Esto es toda una pesadilla», apuntó el frontman de la banda, Will Toledo. Corregido todo, imponiéndose algo de justicia divina, el paso de los meses ha hecho del disco del error más caro en la historia de Matador, uno de los logros del 2016, una placa de electrizante vitalidad que le devuelve al rock independiente contemporáneo un imponente protagonismo de guitarras y la solidez compositiva como principales estandartes de batalla, sea en pasajes de instantánea inclinación melódica como en la formidable "Drunk Drivers/Killer Whales" así como en las extensas épicas de "Cosmic Hero" o la 'Marquee-Moon'-esca "Vincent", reclamando como referentes a Pavement, Jonathan Richman, Wire, William Onyeabor e incluso, el grupo del villano Ocasek. Para la marca, su álbum #13, para Will Toledo & Co. -y nosotros- su "real primer largo de estudio". Banda del año.
Angel Olsen │ Sello: Jagjaguwar
Remitiendo aún a la estela del "Burn Your Fire For No Witness" (mi disco favorito del 2014), este maravilloso "My Woman" se encargó de definir con mayor profundidad el sonido de la talentosa cantautora de Misuri, potenciando aún más su magnética voz incorporando a su vez nuevas aproximaciones a su registro, pasando por elementos que fluyen con naturalidad a través de distintas eras, desde ecos de girl-group (sensacional ese "Never Be Mine") a un crudo country-rock setentero (highlight absoluto: el solo de "Sister", ¡el momento más Neil Young clásico del 2016!), cúmulos de sintetizadores (capitales en su track de presentación "Intern") e indie-rock de deuda noventera (el hitazo "Shut Up Kiss Me"), los que en conjunto sostienen con brillantez el poderío emocional de estos relatos acerca de los altibajos del amor y la vida. Otro admirable paso adelante para Olsen, otro peldaño más escalado hacia la grandeza.
David Bowie │ Sello: ISO Records
Viernes 08 de Enero, de las grandes alegrías del 2016: teníamos al nuevo álbum de David Bowie sonando al fin en nuestros reproductores. Era además su cumpleaños #69. Fue un buen fin de semana, repasándolo una y otra vez, absorbiendo cada flamante pista, intercambiando opiniones con los amigos sobre cuán genial estaba, desempolvando viejos discos, todo era entusiasmo. Fue un gran fin de semana. Dormir, despertar y en la mañana de aquel Lunes todo cambió: ya no era 'el nuevo disco', era el último álbum de David Bowie.
El anuncio de la tragedia golpeó de lleno: "anoche, 10 de Enero, Bowie falleció en paz rodeado por su familia tras 18 meses de lucha contra el cáncer". 18 meses que lo mantuvo todo con total reserva. 18 meses, mira tú, el mismo tiempo en el que creó, alzó la leyenda y puso punto final al periodo de Ziggy Stardust. ¿Y cómo enfrentó todo Bowie tras saber del diagnóstico? Pues terminando de emprender la inmediata creación de sus próximos proyectos: la musicalización de la obra teatral Lazarus y su definitivo álbum final, "★" ("Blackstar"), tal y como dijo Tony Visconti «su presente de despedida para nosotros». Sólo así se entiende que el hombre haya decidido llevar su último año y medio de vida en estudios, grabando música que ya en sí, estaría destinada a aliviar parte del gran pesar de su ausencia [Actualización al 05/Enero: epa, quizás Visconti se apresuró en decir eso]. Y vaya qué música. «Mira arriba, estoy en el cielo. Tengo cicatrices que no se ven, poseo el drama, nadie puede robármelo. Todos me conocen ya» nos advertía en "Lazarus", mientras que en el videoclip de la monumental "Blackstar" le decía adiós entre líneas al Mayor Tom -planazo del astronauta caído ahí- personaje icónico de su imaginario al que desde "Space Oddity" revisitó ocasionalmente en su carrera (alusiones en "TVC15", "Ashes To Ashes", "Hallo Spaceboy" y claro, "Blackstar").
A diferencia de su punchero comeback del 2013, el también notable "The Next Day", "★" definió su perfil reenfocando con agudeza la característica más fundamental de David Bowie: su inagotable coraje para no repetirse. Y así de singular es este álbum, descrito como un distanciamiento intencional de su vena rock, aventurándose a la edificación de una mezcla de canciones jazzy con ritmos heredados de pioneros alemanes de los '70s y cierto groove electro (piensa en Can o Kraftwerk colisionando con el "Olé Coltrane" bajo los beats de "Planet Rock") sumados a su distintivo toque vocal y un genio creativo inspirado por su gusto al "To Pimp A Butterfly" de Kendrick Lamar (Bowie como buen fanático de la música moderna, nunca dejó de admirar a los actos más interesantes del momento, sea Iggy Pop, Lou Reed, Television o más recientemente Arcade Fire y Lorde). "★" constituye así una obra maestra ciertamente atrapante, desafiante y de alta emoción, justo como un perfecto compendio del sentido artístico del starman, nuestro héroe. Eterno Bowie.
Ahora sí, a colgar el cartel de descanso aquí en SBM. Si usan Spotify, pueden llevarse este playlist que compila temas de estos, mis 20 discos favoritos del 2016. Muchas gracias por seguir y leer el blog todo este año, tanto por este medio como en Twitter o Facebook. Muchas, muchas gracias. Tengan unas muy felices fiestas de fin de año.
1 comentarios
Buena lista, aunque creo que el 2016 hubo que raspar la olla para encontrar buenos àlbumes. Peor aùn, la mayor parte de las listas lanzadas por las revistas musicales incluye hip hop.
ResponderBorrarLa lista de Spotify es muy buena, bien puede quedar como una lista de mejores canciones del 2016, tal vez cambiando algunas posiciones entre las mismas canciones.