"No confío en las personas a las que no le guste Led Zeppelin" dijo alguna vez Jack White. Y sí, hay que creerle. Y es que para muchos -no sólo fanáticos como él- el combo Page/Jones/Plant/Bonham representa hasta la actualidad uno de los picos históricos e indiscutibles del rock. Sus increíbles composiciones, los insuperables recorridos de sus guitarras, las instrumentaciones épicas, el poderoso engranaje de su base rítmica y la brillantez vocal de su golden-God/frontman; alcanzaría en conjunto una nueva dimensión un 08 de Noviembre de 1971, cuando el cuarteto publicó la que sería su obra definitiva: "Led Zeppelin IV", el álbum que terminó de encumbrarlos como leyendas. Precedida de una constante relación de amor-odio con la prensa musical (hasta en la Rolling Stone su LP debut fue duramente criticado por John Mendelsohn mientras que en menor medida, similar suerte correría el "Led Zeppelin III" reseñado por Lester Bangs) en esta, su cuarta producción, ya no quedaría espacio para el ninguneo ni para la duda: era la banda en su mejor forma, desplegando himno tras himno ("Black Dog", "Rock and Roll", "Misty Mountain Hop", la monumental "Stairway to Heaven", etc.) un álbum sencillamente capital. Han transcurrido cuatro décadas y el disco intitulado, aquel de los cuatro símbolos misteriosos, permanece incólume en su trascendencia. Hoy más que nunca, vale repasarlo por completo. ¡Feliz 40... "Led Zeppelin IV"!