¡Feliz 25... "Appetite For Destruction"!

sábado, 21 de julio de 2012

Durante mi niñez/adolescencia una de las primeras bandas, sino la primera, que realmente despertó mi interés por el rock, fue Guns N' Roses. Los tipos lo tenían todo (bueno... todo lo opuesto a las impresentables hair-bands del momento): una actitud seriamente temible, himnos callejeros, un brutal guitar-hero y un no menos espléndido frontman que más que cantarte, podía escupirte directamente a la cara los excesos de su universo personal. Si el rock'n'roll -así tal cual- era un cliché, el quinteto conformado por Axl Rose, Slash, Izzy Stradlin, Duff McKagan y Steven Adler, era el estereotipo absoluto de la mala reputación y en ese entonces, mejor supieron cómo interpretarlo. Fue así como un 21 de Julio de 1987, "Appetite For Destruction" fue lanzado y desde un principio, el disco debut generó controversia, comenzando por su polémica portada (donde se graficaba una especie de ¿cyber-violación? diseñada por el artista plástico Robert Williams) que luego fue retirada por rechazo de la disquera para quedarse con la ya clásica cruz de cinco cráneos. Y es que en suma, se podría decir que los GNR hicieron del "Appetite For Destruction" su manifiesto de ehmmm... "principios"; claro, de principios sórdidos que básicamente condensaban su esencia. Era todo un retrato explícito de las vivencias de la banda. Había ahí mucho del rollo sexual (hombre, ¡"Rocket Queen" es porn!, los gemidos femeninos fueron grabados en el mismo estudio mientras Axl tenía sexo con Adriana Smith, una ex-pareja del baterista), misógino ("It's So Easy", "You're Crazy" y "Anything Goes"), pro-drogas (su tributo a la heroína, "Mr. Brownstone") y pro-alcohol ("Nightrain", que no es más que el nombre de un vino barato) que en sí, no fueron más que sendas puntas de lanza del intrínseco carácter provocador del grupo. Por si fuera poco, también se encontraban ahí grandes canciones, clásicos como ese salvaje opener, "Welcome to the Jungle", o su contraparte 'luminosa' "Paradise City" (una, era una invitación al adiós de la inocencia con su "you know where you are?" y la otra, una evocación al lugar 'donde las chicas son lindas y el pasto, verde') además del poderío de esas ocho notas introductorias del riff que todo el mundo conoce: "Sweet Child O' Mine", una joya pop enfrascada a manera de 'power-ballad' (horrible etiqueta, vale decir) que a mi gusto sigue siendo una de las canciones de rock mejor ejecutadas y registradas en un estudio; una canción donde todo funciona: sus memorables fraseos, sus sólidos arreglos y base rítmica, uno de los mayores momentos de lucidez vocal de Axl, el magnífico solo de Slash, inmensos ganchos pegajosos y en fin, hasta ahora, con el hartazgo de veces que uno la oye en la radio, sigue sonando brillante. Escuchar todo el LP en la actualidad es ya una regresión, un viaje a otra época y ese es quizás su mayor mérito; "Appetite For Destruction" es el registro vivo de una época, un signo de su tiempo... y vaya que ahí se rockeaba muy bien. A darle 'play'.



¡Feliz 25... "Appetite For Destruction"! Y ya pues, mis oraciones para que en algún momento se pueda reunir (completos esta vez, por favor) esa increíble alineación clásica. Demonios Axl, cede.

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